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Noviembre 2022
Una newsletter propia


 
El rosa es mucho más que un color
“El rosa es mucho más que un color” es una frase que entraña muchos matices. Trae consigo toda una legión de mujeres que, bajo este lema, celebraron el Día mundial contra el cáncer de mama.
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“El rosa es mucho más que un color”, es un lema en referencia al movimiento rosa internacional que, a través de sus acciones en el ámbito de la investigación, el apoyo y la concienciación, han conseguido que el cáncer de mama sea uno de los que tienen mayores tasas de supervivencia. Hablamos de una tasa superior al 85% que está siendo posible, gracias al a implicación de muchas mujeres y de muchos hombres que, con su compromiso, están ayudando a la ciencia a salvar vidas.

Cuando hablo de vidas, hablo de la vida de Antonia, de la de María, de la de Bea, de la vida de Fina, de la de Carmen, de la de Pilar, de la de Amparo, de la de Ángeles o de cualquier mujer que, al leer este artículo, a ti, se te venga a la cabeza.

En cada una de ellas estamos nosotras, a las que, por suerte, o por ese 3% del que se habla en el mundo científico y que cuentan las estadísticas no lo tenemos por ahora (esperemos que, a la vuelta de unos años, ese porcentaje sea mayor dando paso a la sanación del cáncer en su totalidad).

A mi memoria como a la de todas vosotras, hablando de este tema, se me vienen muchas mujeres que he conocido y conozco que tienen o están superando un cáncer. También y lamentablemente, se me vienen a mi cabeza algunas que ya no están y a las que el cáncer dichoso se las llevó dejando rotas muchas vidas unidas a ellas.

Creo que todas hemos perdido a alguna amiga del alma, a una madre, a una hermana, a una tía, a una vecina a la que quisimos como a nuestra propia madre, a una prima con la que sentíamos esa conexión especial…. Todos y todas perdemos porque el cáncer está en todas y despierta cuando menos se le espera. La buena noticia es sin duda que la ciencia avanza. Si bien, los recursos siempre son pocos, (nunca habrá suficientes para que nuestros científicos y científicas estudien y den con “esa tecla” que cure ese mal de una vez por todas), cada día sabemos más y afinamos más en los tratamientos y detección precoz de este tipo de enfermedad.

En aras de la verdad, y echando la vista atrás, tenemos que agradecer(nos), por todo lo que la ciencia avanzó estos años, ya que, gracias a ella, se han librado batallas que como resultado, han salvado la vida de muchas miles de mujeres solo en nuestro país. Todas son mujeres supervivientes que siguen luchando a diario desde sus trincheras, con secuelas y enfermedades crónicas paralelas a su proceso de recuperación, pero; VIVAS. Esas historias de mujeres valientes que un día se enfrentaron de cara y con paso firme a su historia de soledad. Esas que con una sonrisa falsa en su boca lloraban por dentro a gritos y sonreían por fuera a sus familias, en ese afán femenino de no querer preocupar a nadie, y de ponerse de nuevo una mochila con un gran peso que no tenían que llevar ni soportar solas…

Lo que hoy escribo, sin duda quiere ser un homenaje a todas ellas/a todas nosotras. A las que viven cada día como si no existiese un mañana. A esas a las que el pelo no las define, ni tampoco un pecho o una cicatriz…

No hay obstáculos cuando se trata de la vida. De las ganas de vivirla como si ese mañana en el que se piensa a diario, para ellas dejase de existir. A cambio, todas ganan el presente. El ahora. El sentimiento profundo de tener conciencia de que hoy es hoy y el mañana no existe.

Ese poder, ese imán que todas y cada una tiene y al que se agarran para que les de la fuerza que necesitan. Sus luces, sus oscuras sombras. Sus deseos, sus sueños, sus anhelos, todo se tiene que concentrar cada día en 24 horas, porque su lema es VIVIR y vivir “su ahora”.

Su lucha es la de todas y cada una de nosotras, las mujeres. Creo, que lo llaman SORORIDAD…

Los tratamientos, afortunadamente cada día son mejores. A día de hoy, incluso están personalizados, cosa que ayuda a no “matar moscas a cañonazos” porque de todas es sabido que hay tratamientos que se siguen poniendo igual que hace 30 años atrás, y que tratan las células enfermas y de paso van arramplando con las buenas lo que complica mucho la recuperación de las pacientes, sobre todo en los primeros meses de tratamiento.

A todas vosotras, a las “Sin Sombrero” como decía nuestro famoso y glorioso Federico García Lorca, os doy las Gracias.

A todas vosotras que nos dais una lección a diario de fortaleza de generosidad y de vida, GRACIAS. Gracias por no rendiros jamás. Por crear este movimiento que tiene una dimensión internacional y que a diario crece, porque el cáncer de mama es una enfermedad que, si bien es tratable, necesita de mucha inversión a todos los niveles para erradicarla o encontrar la cura definitiva. A todas GRACIAS porque, cada vez que vemos una botella rosa, un lazo rosa, un pañuelo rosa, nadie duda para qué es y qué simboliza. La conciencia social es tan importante como el valor para salir a la calle y gritar que se tiene cáncer. La lucha, la vuestra, es también la nuestra. Por ti, por mí, por todas las mujeres, por las que están, por las que se fueron, por las que sienten que su mundo comienza hoy… Aquí estaremos, aquí seguiremos.

Conseguirlo es todo un reto, al que como siempre, estamos dispuestas.

Siempre a vuestro lado, porque las mujeres luchamos juntas. Apoyemos la investigación, porque solo a través de ella, podremos llegar a conseguirlo. Organizaciones como la Asociación Española contra el Cáncer, están haciendo posible, que, a través de sus campañas y sus esfuerzos por dar visibilidad a esta lacra, el cáncer de mama se haya puesto encima de las mesas de los grupos políticos y haya sido tratado como un problema al que hay que destinar fondos para su investigación.

Desde aquí, desde este pequeño altavoz, mi más sincera enhorabuena a esta ONG que incansablemente apoya a mujeres con fórmulas de acompañamiento infinitas.

Recordad, el rosa es mucho más que un color.

Marga Fernández, Agente para la Igualdad
Edita: Centro Igualdad Trece Rosas.
Concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de la Zubia
Concejala de Igualdad: Rebeca Sánchez
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